Monday, December 15, 2014

Necesario desconfiar ( San Serafim de Sarov )



En esta celda tan frecuentemente visitada, Serafín recibía también muchas mujeres. ¿No había dicho un día que era necesario desconfiar, como de la peste, de "estas cornejas pintadas"? Envejecido, lleno como estaba de fuerza espiritual, su actitud hacia ellas había cambiado. Primero entre los santos rusos, él debía ocuparse de su muerte, prever el papel, que, en el futuro, les estaba reservado.

"No olvidaré jamás, mientras una de ellas, que, habiendo él orado conmigo delante del icono de la Madre de Dios, puso sobre mi cabeza sus manos calientes; yo sentí de pronto una fuerza vivificante expandirse a través de mi cuerpo entero. Levanté los ojos sobre el Padre y vi que lloraba. Una de sus lágrimas cayó sobre mi frente. ¿Lloraba por mí? No osé preguntarle...

San Serafim de Sarov

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