Friday, December 12, 2014

Sacramento del Sacerdocio



El sacerdocio es un sacramento, en el cual, un hombre elegido correctamente (como obispo, o sacerdote, o diácono), a través de la imposición de las manos por un obispo, recibe la gracia del Espíritu Santo para ejercer el sacro servicio en la Iglesia de Cristo.

Este sacramento se administra únicamente sobre individuos, elegidos y consagrados en el sacerdocio. Los niveles del sacerdocio son tres: diácono, presbítero (sacerdote) y obispo.

Consagrado el diácono recibe la gracia de servir ante la administración de los sacramentos.

Consagrado el sacerdote (presbítero) recibe la gracia para administrar los sacramentos.

Consagrado el obispo recibe la gracia, no solo, para administrar los sacramentos, sino para consagrar a los demás para administrar los sacramentos.

 

El sacramento del sacerdocio es una institución divina. El santo apóstol Pablo testifica que el Mismo Señor Jesucristo "otorgó a unos ser apóstoles, a otros en cambio, profetas, a otros, evangelistas, a otros,pastores y doctores, para la instrucción de los santos en orden a su ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo" (Efesios 4:11-12).

Los apóstoles, por exhortación del Espíritu Santo, administrando este sacramento, a través de la imposición de las manos, elevaban a diáconos, presbíteros y obispos.

 

Sobre los primeros diáconos elegidos e impuestas las manos se habla en el libro de los Hechos de los Apóstoles: "A los cuales presentaron ante los Apóstoles, y estos, mientras oraban, les impusieron las manos" (Hechos 6:6).

Sobre la imposición de las manos se dice: "Ordenaron presbíteros en cada una de las Iglesias, y ellos (apóstoles Pablo y Bernabé) después de haber orado y ayunado los encomendaron al Señor, en Quién habían creído" (Hechos 14:23).

En las epístolas a Timoteo y Tito, a quienes el apóstol Pablo ordenó como obispos, se dice: "Por este motivo te recuerdo (al obispo Timoteo) que reavives la gracia de Dios que está en ti por imposición de mis manos" (2 Timoteo 1:6). "La causa por la que te dejé (al obispo Tito) en Creta es para que arregles lo que falta y establezcas presbíteros en cada ciudad, conforme te ordené" (Tito 1:5). Dirigiéndose a Timoteo, el apóstol Pablo dice: "No impongas las manos a nadie con precipitación; ni te hagas cómplice de pecados ajenos. Consérvate puro" (1 Timoteo 5:22). "Contra un presbítero no admitas acusación, si no está respaldada por dos o tres testigos" (1 Timoteo 5:19).

De estas epístolas vemos, que los apóstoles legaron a los obispos el poder de ordenar presbíteros a través de la imposición de las manos y juzgar a presbíteros, diáconos y clérigos.

Acerca de los clérigos el apóstol Pablo, en su epístola al obispo Timoteo, escribe: "Por eso es preciso que el obispo sea irreprensible..... los diáconos deben ser decentes... (1 Timoteo, 3:2-8).

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