Friday, July 24, 2015

Las reglas de la oración ( San Teofano el Ermita )


Hay que aprender a rezar. Hay que adquirir la costumbre a las expresiones de la oración y a el sentimiento, correspondiente hacia ella, — no solo para leer todo lo indicado, sino que hay que avivar y fortalecer el humor espiritual de la oración.

Para que esto se realice con éxito:
Nunca lean con apuro, sino como estirando las palabras, como sonsonete, extendiéndola en el tiempo. Así antiguamente todas las oraciones eran tomadas de los salmos y no se decían, se cantaban.
Compenétrense con cada palabra y no solo entiendan el pensamiento en su sentido, sino que estimulen el sentimiento correspondiente,
Para no apurarse mas a leer las oraciones, tengan como regla, no solo leer esto o aquello, sino permanecer en oración cierto tiempo, digamos quince minutos, media hora,... el tiempo que habitualmente suelen dedicarle, y no se preocupen de la cantidad del leído: cuando llegó la hora marcada, si no tienen voluntad de seguir adelante, terminan la lectura.
Acondiciónese de manera de no mirar el reloj, acomódese como si fuera para un tiempo indeterminado, entonces el pensamiento no va a correr adelante...
Para ayudar a tener el sentimiento de oración: en el tiempo libre, relea y repase todas las oraciones de su regla, y revívalos para que cuando comience a rezar, sepa por adelantado que sentimiento tiene que provocar en el espíritu.
No lean las oraciones una atrás otra, sino que interrumpan para intercalar con sus propias oraciones y flexiones. Cuando algo externo durante la oración viene en el corazón, inmediatamente interrumpa y haga flexiones. Esta es la regla mas necesaria e indispensable para educar el sentimiento de oración... Si algún sentimiento se vuelve muy fuerte, quédense con él, y hagan genuflexiones o inclinaciones, e interrumpan la lectura... así hasta terminar el tiempo establecido.

Hagan oraciones no solo de mañana y de tarde, pero, si es posible, a cualquier hora del día; además acompáñelas con varias flexiones.

Cuando las ocupaciones no permiten cumplir plenamente la regla oratoria, disminúyalas, pero nunca las realicen con prisa. Dios está en todas partes. Al levantarte, agradece a Dios y con tus palabras pídele bendición para tus labores — algunas flexiones y alcanza. Nunca diríjanse a Dios de cualquier manera, sino que siempre con mucha veneración. Él no necesita de nuestras flexiones, ni oraciones repletas de palabras... puede ser corto — pero que sea un fuerte y sincero gemido del corazón, — esto es lo que le llega a Él! Y esto siempre se puede realizar.

La regla de la oración la podemos componer nosotros mismos. Aprende de memoria las oraciones que encuentras en el libro de oraciones y rézalas de memoria con atención y sentimiento. También de tu parte agrega una plegaria; cuanto menos dependas del libro mejor. Aprende de memoria ciertos salmos y mientras te diriges a algún lado a hacer algo, y la cabeza no está ocupada, rézalos... Esto es tu coloquio con Dios. El método existe para orientar y no para ser algo esclavizante o rígido.

Hay que evitar de reducir la oración a algo formal y automático. Que sea una cosa juiciosa, decidido libre, y realizado con convicción y sentimiento, y no de cualquier manera. En caso necesario hay que saber abreviar partes del método. En la vida familiar pueden haber imprevistos... Cuando el tiempo es limitado, pronuncien oraciones de memoria solamente de mañana y de noche, solo las oraciones correspondientes, se permite no decirlas en su totalidad, sino solo algunas de ellas,... o no decir ninguna, solo realizar algunas flexiones, pero con el rezo de todo corazón. El método hay que tratarlo libremente, y proceder como dueño de él y no como su esclavo. Ser esclavo solo de Dios, y sentirse obligado a consagrar cada minuto de la vida a Él.

El regla de oración es una palizada segura para ella. La oración es un hecho interior y el método de la oración es — exterior. Pero, como sin la parte externa (cuerpo), el hombre no es plenamente hombre, así la oración, sin regla para orar, — no es completa. Lo uno y lo otro hay que tenerlo y en lo posible cumplirlo. Ley determinante: orar interiormente en todo momento y en todo lugar. La oración, dicha con palabras, no puede realizarse sin determinado tiempo, lugar y medida. El conjunto de estos tres elementos, constituye el método de la oración.

Y aquí el instructor tiene que ser el juicio razonable. Cuando, donde, cuanto tiempo dedicarle a la oración, y cuales oraciones realizar — esto cada uno puede determinar de acuerdo a sus circunstancias individuales: aumentarlas, disminuirlas, cambiar el tiempo y lugar... Lo importante es que todo esté dirigido a realizar correctamente la oración interior. Acerca de la oración interior, hay que tratar de realizarla continuamente.

Qué significa rezar continuamente? Permanecer constantemente con el humor de oración — esto significa dirigir nuestro pensamiento y sentimiento hacia Dios. Pensamiento en Dios — acerca de Su presencia, qué está en todas partes, todo lo ve y todo lo mantiene en su poder. Sentimiento a Dios — temor a Dios, amor a Dios, el ferviente deseo de agradarle en todo y evitar lo que no le agrada, y lo principal — es la plena entrega de si a Su santa voluntad; todo lo que nos sucede, recibir, como salido de Su propia mano. El sentimiento a Dios lo podemos tener en todas nuestras obras, ocupaciones y circunstancias, si ya lo poseemos en el corazón, (y no, que todavía lo estamos buscando).

La mente puede distraerse en diferentes objetos, pero aquí nos ayuda la costumbre de no apartarnos de Dios, sino que realizar todo, sin olvidar la presencia Divina. Todo nuestro cuidado hay que dirigirlo hacia estos dos objetivos: pensamiento y sentimiento hacia Dios. Cuando les poseemos — hay oración, aunque sin palabras. La oración de la mañana está ordenada para establecer en el corazón y el sentido estos dos elementos, y con ellos salir hacia nuestras tareas ulteriores. Si en la mañana tenemos esto en nuestra alma, vamos a rezar correctamente, aunque no hayamos leído todas las oraciones escritas.

Supongamos que de mañana tenemos este estimulo y así comenzamos nuestras tareas. Desde el primer paso dado, comenzarán las impresiones de los hechos, cosas y personas, distrayendo nuestra alma de Dios. Qué hacer? Hay que renovar el pensamiento y sentimiento en acercamiento interno de la mente y corazón a Dios. Para ello hay que acostumbrarse a la oración corta y repetirla a menudo. Cualquier oración corta nos conduce a ello. La mejor de todas las oraciones — es hacia el Señor Salvador: ."..Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí." Hay que tratar de acostumbrarse a ella y nunca dejarla. Una vez enraizada en nosotros, ella será nuestro continuo timón para permanecer en Dios, con pensamiento y espíritu. He aquí todo el programa de lo que hay que hacer para tener oración.

Los que recién comienzan, hay que aprender a rezar correctamente, con oraciones determinadas para asimilar su significado, su sentimiento, y frases oratorias. Porque la palabra dirigida a Dios tiene que ser magnificente. Cuando el que aprende a orar domina esto, puede orar no solo con palabras adquiridas sino con las suyas propias.

Ejemplos de maneras de invocaciones a Dios se pueden encontrar en las 24 oraciones cortas de San Juan Crisóstomo, que se encuentran al final de las oraciones nocturnas. Se pueden tomar otras oraciones de salmos, de oraciones eclesiásticas o propias de nosotros mismos.

San Teofano el Ermita

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