Sunday, October 4, 2015

Akathisto a San Nectario de Égina, Metropolitano de Pentápolis


Diácono: Bendice, Señor.
Sacerdote: Bendito sea nuestro Dios en todo tiempo, ahora y siempre y por
los siglos de los siglos.
Coro: Amén. (Tono 6) Oh Rey Celestial, Consolador, Espíritu de la Verdad,
que estás en todas partes y llenas todas las cosas, Tesoro de todo lo bueno, y
Dispensador en la Vida, ven y mora en nosotros, purifícanos de toda mancha
y salva nuestras almas, Oh Bondadoso.
Lector: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros (3
veces).
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos. Amén.
Oh, Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Oh, Señor, perdona
nuestros pecados. Oh, Soberano, absuelve nuestras transgresiones; Oh,
Santo, mira y sana nuestras debilidades por Tu nombre.
Señor, ten piedad (3 veces).
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre.
Vénganos Tu Reino, hágase Tu voluntad así en la tierra como en el cielo. El
pan sustancial nuestro, dánoslo hoy, y perdona nuestras deudas, así como
también nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en
tentación, más líbranos del maligno.
Sacerdote: Porque Tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Lector: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos. Amén.
Venid, adoremos al Rey nuestro Dios.
Venid, adoremos y prosternémonos ante Cristo Rey, nuestro Dios.
Venid, adoremos y prosternémonos ante Cristo mismo, Rey y Dios nuestro.
Salmo 142
Señor, escucha mi oración; esclarece mi ruego en tu verdad: óyeme en tu
verdad y no entres en juicio con tu siervo, porque ningún viviente será
justificado ante Ti. Porque ha perseguido el enemigo a mi alma, ha echado
mi vida por tierra. Me ha colocado en lugares obscuros, como a los muertos
del siglo. En mi se ha angustiado mi espíritu y dentro de mí se ha turbado mi
corazón. Me he acordado de los días antiguos, he meditado sobre todas tus
obras, sobre los hechos de tus manos reflexionaba. He tendido mis manos a
Ti: mi alma a Ti como tierra sin agua. Óyeme prontamente Señor, mi espíritu
ha desfallecido. No apartes de mí tu rostro para que no sea semejante a los
que descienden a la fosa. Hazme oír al alba tu misericordia porque en Ti he
puesto mi esperanza. Dime por cual camino iré porque con ímpetu he
adherido mi alma a Ti. Sácame de entre mis enemigos, Señor, porque a Ti he
acudido. Enséñame a hacer tu voluntad, porque Tu eres mi Dios, Tu Espíritu
bueno me guiará a tierra de rectitud. Por tu nombre, Señor, me vivificarás
según tu verdad, sacarás de la tribulación mi alma. Y por tu misericordia
destruirás a mis enemigos y vencerás a todos los que atribulan a mi alma,
porque yo, siervo tuyo soy.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos. Amén. Aleluya, aleluya, aleluya, gloria a Ti, oh Dios (3
veces).
Gran Letanía
Diácono: En paz, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por la paz que viene de lo alto y la salvación de nuestras almas,
roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por la paz del mundo entero, por el bienestar de las santas
Iglesias de Dios y por la unión de todos, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por este Santo Templo y por los que entran en él con fe, devoción
y temor de Dios, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por nuestro Gran Soberano y Padre, Su Santidad el Patriarca N.,
por nuestro Señor Reverendísimo el Metropolitano N., Primado de la Iglesia
Rusa en el Exterior, por Nuestro Señor Ilustre Obispo N., por el honorable
presbiterado y diaconado en Cristo, por todo el clero y el pueblo, roguemos al
Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por esta ciudad, por todas las ciudades y países y por los que los
habitan, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Para que reciba misericordiosamente ahora el agradecimiento y
nuestras rogativas de sus indignos siervos en su Altar celestial y
perdonándoles, como benevolente que es, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Para que no desprecie los agradecimientos que nosotros, Sus
siervos inútiles, le ofrecemos con corazón humilde, después de recibir sus
favores, que sea éste cual candil aromático y que la ofrenda incinerada sea de
su agrado, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por el siervo de Dios, N., y por su salvación, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Para que sea libre de todo mal, ofensa, agresión y maledicencia,
roguemos al Señor
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y guárdanos, oh
Dios, con Tu gracia.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Conmemorando a nuestra santísima, purísima, bendita y gloriosa
Soberana, la Madre de Dios y siempre Virgen María, y a todos los Santos,
encomendémonos nosotros mismos y mutuamente los unos a los otros y
toda nuestra vida a Cristo Dios.
Coro: A Ti, Señor.
Sacerdote: Pues Tú eres de misericordia y de ternura, lleno de amor por los
hombres, y Te damos gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y
por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Diácono: En el Tono 1, Dios es Señor, y se nos ha revelado, bendito el que
viene en nombre del Señor. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es
eterna su misericordia.
Coro: Dios es Señor, y se nos ha revelado, bendito el que viene en nombre
del Señor.
Diácono: Todos los pueblos me rodeaban, en el nombre del Señor los
rechacé.
Coro: Dios es Señor, y se nos ha revelado, bendito el que viene en nombre
del Señor.
Diácono: No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.
Coro: Dios es Señor, y se nos ha revelado, bendito el que viene en nombre
del Señor.
Diácono: Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.
Coro: Dios es Señor, y se nos ha revelado, bendito el que viene en nombre
del Señor.
Tropario a San Nectario, Tono 1
La descendencia de Selybria y el guardián de Égina, el verdadero amigo de la
virtud, que apareció en los últimos años, ¡oh Nectario!, nosotros los fieles te
honramos como a sirviente piadoso de Cristo, pues tú derramas curaciones
de toda clase para los que piadosamente te invocan: ¡Gloria a Cristo, que te
ha glorificado! ¡Gloria a Él, que te ha hecho maravilloso! ¡Gloria a Él, que
realiza curaciones para todos, por tu medio!
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos
de los siglos. Amén.
Kontaquio a San Nectario, Tono 8
Con alegría de corazón, venid y alabemos con himnos al astro de la
Ortodoxia que ha comenzado a brillar, y al recién construido baluarte de la
Iglesia; pues por el trabajo del espíritu, él fue glorificado, y derrama la gracia
abundante de curaciones sobre los que claman: regocíjate, ¡oh Padre
Nectario!
Clero: ¡Oh Santo Jerarca Padre Nectario, ruega a Dios por nosotros!
Coro: ¡Oh Santo Jerarca Padre Nectario, ruega a Dios por nosotros!
Clero: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
Coro: Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Clero: ¡Oh Santo Jerarca Padre Nectario, ruega a Dios por nosotros!
Coro: ¡Oh Santo Jerarca Padre Nectario, ruega a Dios por nosotros!
Clero: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
Coro: Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Coro: Ruega a Dios por nosotros, oh Santo Jerarca Padre Nectario, porque
nosotros fervientemente nos refugiamos en ti, el pronto auxilio e intercesor
por nuestras almas.
Clero: ¡Oh Santo Jerarca Padre Nectario, ruega a Dios por nosotros!
Coro: ¡Oh Santo Jerarca Padre Nectario, ruega a Dios por nosotros!
Clero: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
Coro: Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Clero: ¡Oh Santo Jerarca Padre Nectario, ruega a Dios por nosotros!
Coro: ¡Oh Santo Jerarca Padre Nectario, ruega a Dios por nosotros!
Clero: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
Coro: Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Clero: ¡Oh Santo Jerarca Padre Nectario, ruega a Dios por nosotros!
Coro: ¡Oh Santo Jerarca Padre Nectario, ruega a Dios por nosotros!
Clero: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
Coro: Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Coro: Ruega a Dios por nosotros, oh Santo Jerarca Padre Nectario, porque
nosotros fervientemente nos refugiamos en Ti, el pronto auxilio e intercesor
por nuestras almas.
Pequeña Letanía
Diácono: Una y otra vez en paz, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Ampáranos, sálvanos, tennos misericordia, y protégenos, oh Dios,
por tu gracia.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Conmemorando a nuestra santísima, purísima, bendita y gloriosa
Soberana, la Madre de Dios y siempre Virgen María, y a todos los Santos,
encomendémonos nosotros mismos y mutuamente los unos a los otros y
toda nuestra vida a Cristo Dios.
Coro: A Ti, Señor
Sacerdote: Porque Tú eres el Rey de la Paz y el Salvador de nuestras almas,
y a Ti glorificamos, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos.
Coro: Amén.
AKAFIST
A SAN NECTARIO DE PENTÁPOLIS
Mientras se canta el Kontakion 1, el sacerdote hace una incensación completa en la
Iglesia, comenzando con el Altar. Durante la lectura del Akafist, es incensado
continuamente el atril con el ícono.
Kontakion 1:
Con alegría en el corazón permítenos cantarte un himno, brillante estrella de
la Ortodoxia. Novísimo baluarte erigido en la Iglesia, glorificado por la
acción del Espíritu Santo, Tú que derramas abundantemente la gracia sobre
aquellos que lloran: Regocíjate, oh Padre San Nectario, modelo de
paciencia y amante de la virtud.
Ikos 1:
En el mundo has mostrado ser un hombre de mente celestial, oh Nectario,
jerarca de Cristo. Has pasado por este mundo viviendo santamente y sin
pecado, venerando y dando gracias a Dios por todas las cosas. Ahora,
intercede por aquellos que te alaban.
¡Regocíjate! por quien el creyente se edifica moralmente.
¡Regocíjate! de quien el enemigo tiene miedo.
¡Regocíjate! emulador de los venerables padres.
¡Regocíjate! maestro divino de la Ortodoxia.
¡Regocíjate! A quien canta gozosa la Iglesia.
¡Regocíjate! alegría de Égina.
Regocíjate, oh Padre San Nectario, modelo de paciencia y amante de la
virtud.
Kontakion 2:
Habiendo sido adornado con la mansedumbre tu alma desde la juventud, oh
padre santo, un deseo ferviente consumió tu corazón: ser predicador del
Santo Evangelio. Desde la niñez tú sabías que las Escrituras enseñan al
hombre el camino de la salvación, enséñanos a los que te suplicamos
diciendo: Aleluya.
Coro: Aleluya.
Ikos 2:
Cuando dejaste tú casa y viajaste a Constantinopla, trabajaste en medio de
las distracciones mundanas, mas no fuiste desamparado por la fe que te
transmitieron tu abuela y tu madre dedicándote a la oración y a la lectura y
meditación de los textos de los Santos Padres que escribías en papeles y
paquetes para que otros pudieran leerlos y pudieran recibir su bien
espiritual. Estabas en el mundo pero sin ser de él. Nosotros los creyentes te
clamamos en alta voz:
¡Regocíjate, templo santísimo de la acción de Dios!;
¡Regocíjate, inscrito en el libro divino de los puros!
¡Regocíjate, porque estás por tu perfección junto a los santos!;
¡Regocíjate, porque despreciaste sabiamente las cosas materiales!
¡Regocíjate, victoria espléndida de la Fe!;
¡Regocíjate, clarín honrado de gracia!
Regocíjate, oh Padre San Nectario, modelo de paciencia y amante de la
virtud.
Kontakion 3:
Como amante ferviente de la vida monacal, visitaste a menudo el Monasterio
de los Santos Padres, conversando allí sobre el combate espiritual con su
santo fundador, el anciano Pacomio. Como aspirabas al hábito angélico,
fuiste tonsurado y te dedicaste a la oración por aquellos que como nosotros
te cantamos: ¡Aleluya!
Coro: Aleluya.
Ikos 3:
Totalmente consumido por el amor del conocimiento celestial, recibes la
bendición de realizar los estudios teológicos a los que te dedicaste con celo y
abnegación. Mientras vivías en Atenas estudiaste con celo y abnegación no
sabiendo ningún otro camino que el de la escuela. Así pues, reconociéndote
como nuestro maestro en la teología espiritual, nosotros, que somos como
niños, alegres exclamamos:
¡Regocíjate, gran pilar de piedad!;
¡Regocíjate, ciudad de refugio para el creyente!
¡Regocíjate, firme fortaleza de la Ortodoxia!;
¡Regocíjate, vaso venerado y alabanza de la Santa Trinidad!
¡Regocíjate, tú que brillas en estos últimos tiempos en el mundo como sol
que no se apaga!;
¡Regocíjate, tú que das el néctar de la gracia a todos los creyentes!.
Regocíjate, oh Padre San Nectario, modelo de paciencia y amante de la
virtud.
Kontakion 4:
Formado en la verdadera santidad y en la pura moral, el Patriarca Sofronio
de Alejandría, vio tu gran potencial para el servicio de la santa Iglesia de
Cristo. Te dieron el sagrado orden del sacerdocio y fuiste elevado a la gracia
del obispado. Oh sapientísimo, ofreciste tu vida a Cristo como un sacrificio
puro y nosotros te cantamos: ¡Aleluya!
Coro: Aleluya.
Ikos 4:
Nombrado Metropolitano de Pentápolis, fuiste profundamente amado por
los creyentes, Vestidos con los ornamentos del obispado, el adorno de tu vida
fue la humildad. En la vida fuiste desdeñoso de las posesiones materiales, y
géneros diste libremente y distribuiste las limosnas a los pobres. Siendo el
Jerarca, no viniste a ser servido si no a servir y a dar la vida de buena gana
como un rescate por muchos. Conquistados por tu amor, nosotros honramos
tu memoria santa, y te aclamamos diciendo:
¡Regocíjate, modelo de corderos y pastores!;
¡Regocíjate, pura y honorable morada de la santidad!
¡Regocíjate, tú que dignamente conversas con los ángeles!;
¡Regocíjate, guía bueno de hombres!
¡Regocíjate, por ti nosotros somos librados de entregarnos a las pasiones
corporales!;
¡Regocíjate, por ti nosotros estamos llenos de los deleites espirituales!
Regocíjate, oh Padre San Nectario, modelo de paciencia y amante de la
virtud.
Kontakion 5:
Cuando el enemigo de nuestras almas te vio trabajar con humildad, no pudo
soportar tu presencia santa entre las personas. Levantando calumnias, y
rumores incitantes, él buscó destruir tu buen nombre y llevarte al amargor y
enojo. Pero tú superaste todas sus maquinaciones, y en todo momento
dirigiste humildemente un himno hacia Dios: ¡Aleluya!
Coro: Aleluya.
Ikos 5:
Faltándote el pan diario, calumniado por todos los lados, tú rezabas por tus
acusadores, y rogabas al Padre para que fueran perdonados. Negándote a
hablar una palabra en tu defensa, sufrías alegremente de acuerdo con la
voluntad de Dios, entregándote a hacer buenas obras y siendo fiel a tu
Creador. Así pues, asombrados por tu longanimidad y por tu firme paciencia,
nosotros exclamamos:
¡Regocíjate, tesoro de gran misericordia!;
¡Regocíjate, pan inagotable para el hambriento!
¡Regocíjate, recipiente de grandes virtudes!;
¡Regocíjate, modelo de mansedumbre espiritual!
¡Regocíjate, pues dijiste: "Padre, perdónalos, porque no saben que han
hecho"!;
¡Regocíjate, pues devolviste bien por mal!
Regocíjate, oh Padre San Nectario, modelo de paciencia y amante de la
virtud.
Kontakion 6:
Teniendo dentro de ti un fuerte deseo de vida de quietud en la Montaña
Santa, no abandonaste a tu rebaño considerando que debías permanecer en
el mundo proclamando el mensaje de la Salvación a los hombres.
Libremente recibisteis y libremente das, y llamas a todos para que aclamen
diciendo ¡Aleluya!
Coro: Aleluya.
Ikos 6:
Las palabras que salían de tu boca caían dulcemente en los corazones de
aquellos que las aceptaban con fe dirigiendo el pensamiento de los creyentes
hacia las cosas superiores. Tu enseñanza sobre las Sagradas Escrituras
alegraba los corazones de los piadosos; movido por el Espíritu Santo instruye
con las palabras de la gracia a aquellos que te claman diciendo:
¡Regocíjate, sirviente fiel de la Trinidad Santísima!;
¡Regocíjate, la morada adornada del Espíritu Santo!.
¡Regocíjate, antorcha que ilumina todos los extremos de la tierra!;
¡Regocíjate, tú que libras a los hombres del abismo de pecado!
¡Regocíjate, tú a quien la verdad exaltó!;
¡Regocíjate, tú que dispersaste la falsedad!
Regocíjate, oh Padre San Nectario, modelo de paciencia y amante de la
virtud.
Kontakion 7:
Invitado a asumir la dirección de la Escuela Eclesiástica de Ritzarios, llevaste
la paz allí donde una vez existió la confusión, tratándote todos como un
padre amoroso. Por eso los estudiantes como muestra de gratitud cantan a
Dios: ¡Aleluya!
Coro: Aleluya.
Ikos 7:
Lleno de la gracia que está en Cristo Jesús, después de haber recibido las
palabras de Vida, comprometiste a los hombres fieles que, por tu instrucción
buena y el ejemplo espiritual, fue capaces de enseñar a otros. Sufriste las
penalidades pacientemente como soldado bueno de Cristo, y no los
enredastes con los asuntos de esta vida sino en cómo agradar al Señor. Por
consiguiente, como el obrero que necesita no estar avergonzado, pues sabe
que se encuentra en la verdad, nosotros te clamamos:
¡Regocíjate, maestro de los mandatos divinos!;
¡Regocíjate, tú que conviertes al imprudente en sabio por medio de tus
enseñanzas!
¡Regocíjate, nuevo Pablo que nos has dejado un ejemplo de palabras
legítimas!;
¡Regocíjate, nuevo Judas Tadeo que nos dado la exhortación comprender
seriamente la fe!
¡Regocíjate, nuevo Crisóstomo que vertiste en la Iglesia el néctar celestial de
la piedad!;
¡Regocíjate, nuevo Damasceno que los has defendido al creyente de las
doctrinas impías!
Regocíjate, oh Padre San Nectario, modelo de paciencia y amante de la
virtud.
Contaquio VIII
Lleno de mansedumbre y sabiduría divina, reuniste a las vírgenes
venerables, para que llevaran una vida de piedad y pudieran así ir a Cristo
siguiendo tus palabras y los ejemplos de tu vida piadosa. A ellas como a
nosotros nos enseñaste a cantar: ¡Aleluya!
Coro: Aleluya.
Icos VIII
Escuchando tus oraciones, el Señor, que dijo en su Evangelio, que no
abandona a los que le temen, te ayudo a llevar a las vírgenes a la isla de Égina
donde reconstruisteis un monasterio abandonado. ¿Quién podrá describir
tus esfuerzos y trabajos? Ejerciendo tu paternal vigilancia en todas las cosas,
fuiste para ellas un modelo de divina virtud. Tus hijas espirituales, en acción
de gracias te cantan así:
Regocíjate, pura y honorable morada de la Santidad.
Regocíjate, lámpara que todo lo ilumina.
Regocíjate, pues siendo hombre vivías como los ángeles.
Regocíjate, pues por tus sabias palabras guiabas a los piadosos.
Regocíjate, regla piadosa de la fe.
Regocíjate, santa purificación para los mortales.
Regocíjate, oh Padre San Nectario, modelo de paciencia y amante de la
virtud.
Contaquio IX
Los malvados llenos del espíritu de este mundo no comprenden tu paciencia
y a pesar de todas sus insidias tu no dejaste de cuidar del monasterio y de
escribir libros piadosos para la edificación de los cristianos que vivimos en
este mundo. Asombrados por la celestial sabiduría que nos has transmitidos
alabamos a Dios diciendo: ¡Aleluya!
Coro: Aleluya.
Icos IX
Estableciéndote en el monasterio de Egina, te volviste todo espíritu llevando
una vida similar a la de los ángeles. Manso y humilde, amable, compasivo y
caritativo, sostienes a los que Cristo puso a tu cuidado y llevan una vida
piadosa. De esta manera te convertiste en un nuevo Dionisio, el buen obispo
y pastor de Egina. Junto a él recibe las alabanzas de los que alimentaste con
la gloria celestial:
Regocíjate, pues despreciaste el mundo y sus placeres engañosos.
Regocíjate, tú que recibiste las bendiciones celestiales.
Regocíjate, ya que dominaste a los que desgarraban tu espíritu.
Regocíjate, ya que sometiste tu alma únicamente al dulcísimo Jesús.
Regocíjate, amante de las enseñanzas de los Santos Padres.
Regocíjate, maestro de la hesiquía.
Regocíjate, oh Padre San Nectario, modelo de paciencia y amante de la
virtud.
Contaquio X
Nunca descuidaste la oración y en lo profundo te corazón incesantemente
repetías: “Señor Jesucristo, ten piedad de mí, pecador.” Los que te
contemplaban eran testigos de tu total espiritualización manifestándose en
tu rostro una serenidad y dulzura excepcional. Contemplando esta gracia del
cielo, exclamamos llenos de alegría: ¡Aleluya!
Coro: Aleluya.
Icos X
Sabiendo que la santísima Madre de Dios es el baluarte que defiende a los
santos y la alegría y consuelo de los monjes, con lágrimas le suplicabas
pidiendo su protección maternal. En su honor escribiste hermosos himnos
que enseñabas a los fieles que llenos de fervor le decían “Alégrate, Novia no
desposada”. Llenos de este fervor nosotros te cantamos:
Regocíjate, escogido por Dios.
Regocíjate, perfume de fragancia divina.
Regocíjate, pues mostraste un amor encendido por el Señor.
Regocíjate, pues no cesaste de alabar a su Santísima Madre.
Regocíjate, orgullo de la Iglesia Ortodoxa.
Regocíjate, por tus muchos milagros obrados por el poder de Dios.
Regocíjate, oh Padre San Nectario, modelo de paciencia y amante de la
virtud.
Contaquio XI
Cuando llego el tiempo de partir a la morada celestial para recibir la corona
de la santidad, soportaste los severos dolores de la enfermedad que sufriste
con paciencia ejemplar. Como un nuevo Job, siempre dabas gracias a Dios y
bendecías su nombre en medio de los padecimientos y lleno de alegría le
decías: ¡Aleluya!
Coro: Aleluya.
Icos XI
El Señor que siempre ensalza a sus siervos que lo glorifican, no permitió que
quedara tu virtud oculta a los ojos de los hombres e hizo que tus reliquias
sean para nosotros un precioso regalo que obra infinidad de milagros. Nada
más morir, cuando tu cuerpo estaba siendo amortajado, el Señor obró el
primer milagro por tu intercesión por medio de una prenda tuya curando y
levantando a un hombre que era desde hace muchos años paralítico. Junto a
él agradecidos te decimos:
Regocíjate, rápido auxilio de los que están en necesidad.
Regocíjate, arroyo constante de la misericordia de Dios en el cual nos
limpiamos.
Regocíjate, médico de las almas y los cuerpos.
Regocíjate, nueva piscina de Siloé en la que es sanado el débil.
Regocíjate, dulce óleo de la compasión.
Regocíjate, tú que obras milagros entre los creyentes.
Regocíjate, oh Padre San Nectario, modelo de paciencia y amante de la
virtud.
Contaquio XII
Multitud de creyentes acuden a ti desde todos los lugares de la ecumene a
venerar, oh glorioso San Nectario, la urna de tus preciosas reliquias de las
que obtienen la gracia divina y la respuesta a sus ruegos. Oh Padre San
Nectario, escucha ahora las peticiones de los que nos dirigimos suplicantes a
ti diciendo: ¡Aleluya!
Coro: Aleluya.
Icos XII
Te ofrecemos nuestras humildes alabanzas, oh Padre San Nectario, porque
en ti se ha manifestado la Santa y Bendita Trinidad, glorificada con tu vida.
Aunque te ofreciéramos himnos incesantes, nada será suficiente para
agradecerte las maravillas y milagros que obra Dios por tu intercesión.
Asombrados por tanta grandeza te decimos:
Regocíjate, tú que venciste todas las trampas del Maligno.
Regocíjate, su que has sido santificado.
Regocíjate, pronto auxilio de los necesitados.
Regocíjate, tú que devuelves la salud a los enfermos del alma..
Regocíjate, tú que sanas a los enfermos del cuerpo.
Regocíjate, auxilio de los que sufren cruelmente.
Regocíjate, oh Padre San Nectario, modelo de paciencia y amante de la
virtud.
Contaquio XIII
Teniéndote como intercesor en el cielo, donde habitas con los ángeles,
glorioso Padre San Nectario, intercede por nosotros ante Dios nuestro Señor
y acepta esta humilde ofrenda que te hacemos. Ruega por todos los cristianos
ortodoxos que te honran y sana nuestras enfermedades del cuerpo y alma
para que junto a ti en el cielo podamos cantar: ¡Aleluya!
Coro: Aleluya. (3 veces).
Y se vuelve a leer el Ikos 1 y el kontakion 1
Ikos 1:
En el mundo has mostrado ser un hombre de mente celestial, oh Nectario,
jerarca de Cristo. Has pasado por este mundo viviendo santamente y sin
pecado, venerando y dando gracias a Dios por todas las cosas. Ahora,
intercede por aquellos que te alaban.
¡Regocíjate! por quien el creyente se edifica moralmente.
¡Regocíjate! de quien el enemigo tiene miedo.
¡Regocíjate! emulador de los venerables padres.
¡Regocíjate! maestro divino de la Ortodoxia.
¡Regocíjate! A quien canta gozosa la Iglesia.
¡Regocíjate! alegría de Égina.
Regocíjate, oh Padre San Nectario, modelo de paciencia y amante de la
virtud.
Kontakion 1:
Con alegría en el corazón permítenos cantarte un himno, brillante estrella de
la Ortodoxia. Novísimo baluarte erigido en la Iglesia, glorificado por la
acción del Espíritu Santo, Tú que derramas abundantemente la gracia sobre
aquellos que lloran: Regocíjate, oh Padre San Nectario, modelo de
paciencia y amante de la virtud.
Proquimenon
Diácono: Atendamos. Sabiduría. Proquimenon en Tono 8, Su pregón salió
por toda la tierra; y sus palabras llegaron a los confines del orbe.
Coro: Su pregón salió por toda la tierra; y sus palabras llegaron a los
confines del orbe.
Diácono: Los cielos pregonan la gloria de Dios y el firmamento declaran la
obra de sus manos.
Coro: Su pregón salió por toda la tierra; y sus palabras llegaron a los
confines del orbe.
Diácono: Su pregón salió por toda la tierra.
Coro: y sus palabras llegaron a los confines del orbe.
Diácono: Roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Porque Tú eres santo, ¡oh, Dios nuestro! y entre los santos
descansas, y a Ti elevamos gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y
siempre, y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Diácono: Todo lo que tiene aliento alabe al Señor.
Coro: Todo lo que tiene aliento alabe al Señor.
Diácono: Alabad a Dios en sus Santos; alabadle en el establecimiento de su
poder.
Coro: Todo lo que tiene aliento alabe al Señor.
Diácono: Todo lo que tiene aliento
Coro: Alabe al Señor.
Evangelio
Diácono: Para que seamos dignos de escuchar el Santo Evangelio,
roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad (3 veces).
Sacerdote: Sabiduría. De pie. Escuchemos el santo Evangelio. Paz a todos.
Coro: Y a tu espíritu.
Sacerdote: Lectura del Santo Evangelio según San Juan (Jn. 10:9-16)
Coro: Gloria a Ti, Señor, gloria a Ti.
Diácono: Atendamos.
Sacerdote: En Aquel tiempo dijo el Señor: Yo soy la puerta; si uno
entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El
ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para
que tengan vida y la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor. El
buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es
pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las
ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es
asalariado y no le importan nada las ovejas. Yo soy el buen pastor; y
conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el
Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas. También
tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo
que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo
pastor.
Coro: Gloria a Ti, Señor, gloria a Ti
Clero: ¡Oh Santo Jerarca Padre Nectario, ruega a Dios por nosotros!
Coro: ¡Oh Santo Jerarca Padre Nectario, ruega a Dios por nosotros!
Clero: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
Coro: Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Clero: ¡Oh Santo Jerarca Padre Nectario, ruega a Dios por nosotros!
Coro: ¡Oh Santo Jerarca Padre Nectario, ruega a Dios por nosotros!
Clero: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
Coro: Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Clero: ¡Oh Santo Jerarca Padre Nectario, ruega a Dios por nosotros!
Coro: ¡Oh Santo Jerarca Padre Nectario, ruega a Dios por nosotros!
Clero: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
Coro: Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Luego: Verdaderamente es digno bendecirte, oh progenitora de Dios,
siempre bienaventurada y purísima Madre de nuestro Dios. Tú eres más
venerable que los Querubines e incomparablemente más gloriosa que los
Serafines, a ti que sin mancha diste a luz al Verbo de Dios y que
verdaderamente eres la Madre de Dios, te celebramos.
Lector: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros (3
veces). Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos. Amén.
Oh, Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Oh, Señor, perdona
nuestros pecados. Oh, Soberano, absuelve nuestras transgresiones; Oh,
Santo, mira y sana nuestras debilidades por Tu nombre.
Señor, ten piedad (3 veces).
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre.
Vénganos Tu Reino, hágase Tu voluntad así en la tierra como en el cielo. El
pan sustancial nuestro, dánoslo hoy, y perdona nuestras deudas, así como
también nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en
tentación, más líbranos del maligno.
Sacerdote: Porque Tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Tropario a San Nectario, Tono 1
Coro: La descendencia de Selybria y el guardián de Égina, el verdadero
amigo de la virtud, que apareció en los últimos años, ¡oh Nectario!, nosotros
los fieles te honramos como a sirviente piadoso de Cristo, pues tú derramas
curaciones de toda clase para los que piadosamente te invocan: ¡Gloria a
Cristo, que te ha glorificado! ¡Gloria a Él, que te ha hecho maravilloso!
¡Gloria a Él, que realiza curaciones para todos, por tu medio!
Después del Tropario:
La Ectenia
Diácono: Ten piedad de nosotros, oh Dios nuestro, por tu gran
misericordia, te suplicamos, escúchanos y ten piedad.
Coro: Señor, ten piedad. (tres veces).
Diácono: También rogamos por nuestro Gran Soberano y Padre, Su
Santidad el Patriarca N., por nuestro Señor Reverendísimo el Metropolitano
N., Primado de la Iglesia Rusa en el Exterior, por Nuestro Señor Ilustre
Obispo N., y por toda nuestra hermandad en Cristo.
Coro: Señor, ten piedad. (tres veces).
Diácono: También rogamos por el sufriente pueblo ortodoxo, y por su
salvación.
Coro: Señor, ten piedad. (tres veces).
Diácono: También rogamos por esta nación, sus autoridades y ejército y
por toda tierra Cristiana.
Coro: Señor, ten piedad. (tres veces).
Diácono: Roguemos también por la misericordia, vida, paz, salud, salvación
y por el perdón de los pecados del siervo de Dios, N..
Coro: Señor, ten piedad. (tres veces).
Diácono: Te pedimos también, oh Señor, escuchar nuestra petición y ten
piedad de Tu siervo N.. En Tu gracia y amor, cumple con sus peticiones, y
perdona todos sus pecados, sean voluntarios o involuntarios. Acepta su
sacrificio de alabanza sobre Tu celestial altar; protégele de todo enemigo
visible e invisible; líbrale de toda miseria, enfermedad y aflicción; concédele
salud y largura de días, te rogamos, oh Señor, escúchanos y ten piedad.
Coro: Señor, ten piedad. (tres veces).
Diácono: Mira, oh Soberano, Amante de la humanidad, con Tu ojo
misericordioso, a Tu siervo N., y escucha nuestra súplica que es ofrecida con
Fe, porque Tú mismo dijiste: "Todas las cosas cualquiera que piden en
oración, crean que serán recibidas y que serán hechas para ustedes; y de
nuevo: "Pedid, y se os dará." Por lo tanto, aunque indignos, nosotros
esperando aún Tu misericordia, Te pedimos: Concede Tu bondad a Tus
siervo N., y cumple sus buenos deseos, presérvale todos sus días pacífica y
tranquilamente en salud y largura de días: prontamente escúchanos y
bondadosamente ten piedad.
Coro: Señor, ten piedad. (tres veces).
Diácono: También Rogamos por el pueblo aquí presente que espera de Ti la
gran y abundante misericordia, por todos los hermanos y por todos los
Cristianos.
Coro: Señor, ten piedad. (tres veces).
Sacerdote: Escúchanos, Dios salvador nuestro, esperanza de aquellos que
moran en los confines de la tierra y de los que están lejos sobre el mar, se
indulgente, oh Señor, con nuestros pecados y ten piedad de nosotros, pues tú
eres un Dios lleno de misericordia y de amor por los hombres, y te damos
gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los
siglos.
Coro: Amén.
Después de la Ectenia, se dice una oración para quien el moleben es oficiado.
Diácono: A San Nectario, roguemos.
Coro: ¡Oh Santo Jerarca Padre Nectario, ruega a Dios por nosotros!
La Oración:
Sacerdote: Oh, Bienaventurado Padre San Nectario, en los días de
alejamiento y persecución indigna, irradiaste la bienaventuranza y abatiste la
cerviz del opresor. Por eso, Cristo te concedió el don de curar las llagas
incurables que nos carcomían por nuestros pecados. De verdad creemos, oh
justo, que Dios te ama, y, por tu intermedio, tendrá misericordia de nosotros,
pecadores, nos librará de opresión y penurias, y, por todo el Universo, será
glorificado y temido Su Nombre, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Diácono: Sabiduría.
Sacerdote: Santísima Madre de Dios, sálvanos.
Coro: Tú eres más venerable que los Querubines, y más gloriosa que los
Serafines, Tú que diste al mundo el Verbo de Dios sin dejar de ser Virgen, y
que eres la verdadera Madre de Dios, a ti te celebramos.
Sacerdote: Gloria a Ti, oh Cristo, esperanza nuestra, gloria a Ti.
Coro: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos. Amén. Señor ten piedad (3 veces) Bendice.
Sacerdote: Cristo, verdadero Dios nuestro, por las oraciones de su
Purísima Madre, y de nuestro Santo Padre Juan Crisóstomo, arzobispo de
Constantinopla, y de San Nectario, Metropolitano de Pentápolis el
Milagroso, de los santos y justos progenitores de Dios Joaquín y Ana, y de
todos los santos, se apiade y nos salve, por su bondad y amor a los hombres.
Coro: Amén.

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